viernes, 20 de agosto de 2010

Sombras

El escalofrío perpetuo,
El entumecimiento de mis labios,
La parálisis de mi corazón, me doy cuenta de que
Hace un segundo morí
Lo que pensé que estaría claro, ahora esta más desordenado.
Entiendo que estoy muerto, estoy envenenado,
estaba envenenado, fuí envenenado.
Tal vez algún día sabré quién lo hizo.
Hace un segundo morí,
No tengo reloj en mi bolsillo, tampoco en mi muñeca,
Ignoro al tiempo, sólo sé que desde hace un segundo estoy muerto.
No puedo moverme, no puedo sentir, sólo ver,
¿Qué veo?
Veo mi cuerpo inmóvil, mi orígen, inmóvil como mi imágen.
Eternos gemelos que nunca se conocieron, se imitaron y ambos murieron.
¡No! ¡Yo no estoy muerto!
Ahora despierto, es él quien ha muerto y
Ahora nuestro insoslayable vínculo,
Me convierte en prisionero de su muerte.
Esperaré que el tiempo corra, que este segundo muera.
Bajo el sol,
Para mí no habrá descanso,
No hubo descanso,
Fuí poderoso,
Esperaré al sol.
Bajo la luna mi debilidad me visitará, siempre lo hacía,
Aun así, esperaré su belleza.
Bajo millones de estrellas, en luna nueva,
Me sentiré,
Me sentí alejado del mundo,
Imperceptible, casi muerto,
Será mi momento de páz, lo anhelaré.
¡AHORA QUE MI ORÍGEN HA MUERTO MI CASTIGO SERÁ ETERNO!

14 – 01 – 2010.
Rafael Urdaneta.

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