Te enseño a ser puta, pues el amor de tus días bonitos perece en la
mortecina sonrisa de esos ojos caramelo, que humedecidos por la brisa lluviosa
de la tarde y por la emoción que ese corazón que acabas de romper sopla sobre
ti, sobre mi y sobre ellos, se cierran para sentir el calor reconfortante del
abrazo de los párpados.
Te enseño a ser puta, pues estos sentimientos fútiles embarran con semen
rencoroso esos sueños de familia que siempre existirán y harán daño, trampas
oníricas sobre las que reímos antes de ser activadas, fundamentos engañosos
para una vida feliz.
Te enseño a ser puta, con la condición de que sean mis labios los que
escriban en el aire las historias ficticias de tus hazañas sexuales, sin
importar los reproches, ni lamentaciones
de tu parte, pues mi corazón aterido encuentra el calor vital en los senos de
una diosa de belleza fantástica y espíritu amazónico que aún no entiende que el
daño en mi no tiene cura.
Te enseño a ser puta, pues en las mil cartas que el fuego quemo murió el
respeto y el autoestima de mis ángeles guardianes, querubines con los pañales
cagados, que ahora lloran implorando por el regreso de la dignidad que huyó de
mi alma cuando el humo disfrazó el llanto de los ojos caramelo.
Te enseño a ser puta.
18 de Agosto, 2013
Rafael
Urdaneta Sarauz (Fefo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario