Se levantó en la mañana aquel pintor en decadencia, su apariencia nos decía que los años pasaron más rápido en su viva, treinta y nueve años sobre sus parpados han acabado con su mirada tierna y llena de ilusión, mirada de un hombre con sus sueños en la palma de la mano. Ahora este hombre, al haber ignorado su juventud por completo no sonríe al despertar. Era el último miembro de una familia de artistas de todos los inimaginables matices y formas del arte, artistas cuyas obras solo podían compararse con la virtud de sus creadores. Alejado del mundo nuestro pintor pasaba interminables noches observando los alrededores del bosque olvidado donde se encontraba, en busca de un tesoro familiar cuya dudosa existencia aceleró el proceso que descompuso su cordura. Sus pinturas; a veces vistas por el fantasma de su mentor, su ectoplasmatico mentor, su padre; despiertan un gran interés en las luciérnagas que en su despacho ahora dormitan. Otro día ha pasado en la solitaria vida de nuestro pintor, una mañana mas es vista pasar a través de sus ojos…
…Es de noche, otra noche maldita, sin luna, sin alguien con quien ser, nadie, solo estrellas, miles. Las luciérnagas dominan esta noche una pintura oculta, siempre observando y preguntándose:
- ¿Qué tan solitaria es la vida de nuestro ahora mediocre artista?
Al escuchar esto nuestro pintor exige silencio a estas alimañas y replica:
- Si solo las tengo a ustedes mi soledad será eterna. Dejen de custodiar el legado mi familia, permítanme sentirlo, permítanme descubrir que soy mejor que mis ancestros. Quiero saber si soy el mejor, mejor que él – Sus compañeras comienzan a brillar en señal de desprecio y obligan al pintor a huir de su despacho.
Afuera, una sonrisa de falsa ironía ilumina el rostro de nuestro pintor - ¿Me habré convertido en ti? ¿Te habré superado padre mío? – Estas palabras tal vez fueron el único sonido emitido en el olvido del bosque. Otra sonrisa aparece, esta vez en el rostro de un anciano, su figura resalta en la niebla como las luciérnagas en la oscuridad.
- Tantos años de oleos, acuarelas y soledad te han causado alucinaciones, ahora mi pupilo, yo soy una de ellas – Su agusanada voz de cadáver cubre bruscamente los oídos de nuestro pintor y libra al aire de su ligereza. Todo flota en el bosque y en la mente de él, todo excepto ese hediondo ser reminiscente.
En un estado indefinido el ectoplasmatico ser remueve sus entrañas con risas maniacas, silenciadas por el odio, respiran profundo y vuelven a rugir maniacas.
- ¿Para que maldecir tu arrogancia si tú conciencia no la encuentra culpable de tu miseria? – la risa se detiene y comienza el llanto - ¿Por qué deseas mi gloria? ¿Dónde reside tu virtud, tu dignidad, tu amor? – Y como una lluvia de plomo el aire recupera su peso y todo cae al suelo bruscamente. El barco de sus ilusiones no pudo flotar más en esa realidad variante. Nuestro pintor muere dejando atrás su talento.
Fefo
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