viernes, 10 de septiembre de 2010

II El descubrimiento

Suficientes fueron las lágrimas derramadas por Erizo al ver que su amada poseía heridas mortales causadas por el mismo.
Ahora que tu flor deseada se ha marchitado por completo ¿Qué harás Pequeño Erizo? No es justo que se haya muerto a causa de tus propias espinas.
No ames, no odies mi Pequeño Erizo, protege tu corazón de esas espinas mortales que descansan en tu alma; cuida que nadie lo haga por ti o tu vida se convertirá en un espiral descendente de infinita decadencia, será tu remordimiento, tu conciencia.
Vive tu vida de forma miserable.
¡Ja! ¿Te ríes Erizo? – Tus mejores amigos, la arrogancia y el cinismo. Entonces disfrutaras tu forma de vida con ellos.
No te aventures en el corazón de los que te rodean, no finjas interés en tus palabras, ciegas y sordas. En el instante en que alguien penetre tu alma, solo en ese momento se te permitirá odiar mi Pequeño Erizo; y si ese odio se transforma en amor, despídete de las púas en tu alma y nunca mas te atrevas a recordar ese amor que padeció ante lo punzante de tu penosa alma de Erizo.

20/11/2005.
Fefo (REUS).

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